Escocia votó NO a
la independencia. La reacción en el mundillo de la academia constitucional
británica fue inmediata. Pasó de las preguntas sobre ‘qué pasaría si gana el
YES’ a las preguntas sobre ‘qué pasará ahora’. Vale la pena recordar que una de
los argumentos de última hora de los partidos de la campaña ‘Better Together’ fue el de profundizar la ‘Devolution’
(cómo se le llama en UK a la descentralización), y transitar hacía un régimen de
‘Devo Max’ (completa autonomía fiscal; hasta ahora solamente incluyendo
impuesto a la renta o ‘Devo More’). Muchos dudan que esta promesa se
materialice pronto, se preguntan cuáles serán los poderes que serán entregados
y existen serias dudas sobre cuál será
el costo de esta medida para Escocia, Gales e Irlanda del Norte. Las palabras
del David
Cameron, sugiriendo que la reestructuración del Estado debe incluir también
a Inglaterra sonó más a una amenaza a los escoceses (que tienen representación los
dos parlamentos, británico y escoces) que a una señal para los ingleses (que no
tienen una representación equivalente al parlamento escoses y por tanto sus
leyes son votadas también por los MPs escoces, galeses e irlandeses). Barry
Winetrobe, Paul
Reid, Mark
Elliott (en inglés) discuten
críticamente éste último problema, típicamente llamado the ‘West Lothian
Question’.
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